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Algún día…

diciembre 15, 2011

Algún día voy a leer la Biblia de pasta a pasta. Algún día voy a hacer ejercicio. Algún día voy a comenzar a diezmar. Algún día voy a graduarme del colegio. Algún día voy a dejar de hacer lo malo. Algún día voy a cambiar mi carácter. Algún día voy a orar diariamente. Algún día voy a poner un negocio. Algún día voy a evangelizar a mis amigos. Algún día seré diligente. Algún día asistiré a una célula. Algún día tendré novio(a). Algún día asistiré a un retiro espiritual. Algún día aprenderé a hablar inglés. Algún día daré mi casa para una célula. Algún día les dedicaré tiempo a mis hijos. Algún día ayudaré al necesitado. Algún día dejaré de ser corrupto. Algún día venceré esta tentación. Algún día lo voy a perdonar. Algún día lo invitaré a la iglesia. Algún día aprenderé un oficio. Algún día haré mi tesis. Algún día, algún día, algún día…

Este año 2011, todos los que alcanzaron algo: se graduaron del colegio, de la universidad, de una maestría o de un doctorado. Todo los que bajaron y mantuvieron su peso, hicieron cada semana ejercicio y comieron de forma saludable. Todos los que leyeron la Biblia, asistieron a una célula, abrieron una célula en su casa o se graduaron de la Facultad de Liderazgo. Todos ellos tuvieron algo en común. Todo ellos pasaron de decir «algún día» a «me comprometo a hacerlo ahora» y dieron los pasos necesarios para acercarse a su meta día a día hasta lograrlo.

Es imposible convertir todos mis algún día… en me comprometo a hacerlo ahora. Pero sí podemos escoger unos cuantos algún día, para enfocarnos en ellos este año que viene y ser consistentes en las acciones diarias necesarias para alcanzar nuestras metas. Más vale tener pocas metas realistas y alcanzarlas. Que muchas que inspiran y olvidarlas.

Siéntese antes que termine este año, tome papel y lápiz y decida unos 6 algún día que convertirá en ahora. Pero no se olvide de incluir en ellos su vida espiritual, aquellas metas que trascienden al más allá. ¿Hará esto algún día o ahora?

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Me hicieron el día

noviembre 28, 2011

Existen momentos inolvidables por lo que alguien alguna vez hizo por nosotros.

Recuerdo a Aury la coordinadora de teatro en la Fráter de aquel entonces. Se me acercó y me dijo: me han pedido que consiga un niño que predique en la radio Alianza un domingo por la mañana y quiero que seas tú. Tenía sólo 11 años de edad y Aury pensó y creyó en mí. Prediqué por primera y el tema fue “El barranco del pecado” basado en el Salmo 119:105.

Recuerdo al misionero estadounidense Wayne Myers, quien muchos años antes me ofreció que al graduarme del colegio me conseguiría una beca trabajo para estudiar en el instituo bíblico Christ for The Nations y cuando me gradué y lo llamamos con mi papá, me la consiguió.

Recuerdo al Pastor Carlos Ortiz quien en un restaurante Dennys mientras cenábamos con un amigo del Salvador en 1995, se nos acercó y sin siquiera conocernos nos dijo: los escuché hablar, ustedes son cristianos, los invito a comer a mi casa y nos entregó su tarjeta de presentación. No sólo fuimos a comer a su casa, él nos cocinó. También ese día conocimos al predicador Joe Rosa quien visitaba a su amigo Carlos.

Recuerdo a mi amigo Frank quien durante dos años seguidos mientras estudiaba en el instituto bíblico me llevó a su casa que estaba a 10 horas de donde vivíamos y su familia me recibió como si fuera uno de ellos. Comí deliciosa comida mexicana, manejé un tractor de su granja y nos reímos a carcajadas alrededor de la mesa.

Recuerdo a una pareja de matrimonios puertorriqueños que conocí por mis papás en un viaje a Puerto Rico. Se enteraron  que estaba en el instituto bíblico y por 16 meses ininterrumpidos recibí como regalo $ 100 cada mes. No sólo me bendijeron a mí, sino a todos los becados que cenaron alguna vez conmigo un domingo en la noche, día en que cerraban la cafetería y la mayoría de becados ayunaban pero no por voluntad propia sino porque no había cena.

Cada una de estas personas, con sus acciones y amor me hizo el día. Y así como lo hicieron conmigo, Dios me ha permitido hacerles el día a otros al amarlos y ser generoso al suplir sus necesidades.

Aunque nadie sabe la fecha exacta en que Jesús nació y sabemos que cada día nace en el corazón de todo aquel que se arrepiente de sus pecados. En este fin de año, que celebramos Su nacimiento, amemos a los demás con nuestras palabras pero también con nuestras acciones. Brindemos amor y todo tipo de regalos que bendigan a los más necesitados y desposeídos que podamos bendecir. Y que no sea sólo en ésta época, sino que se convierta en un hábito de vida.

“Nadie ha visto jamás a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.” 1 de Juan 4:12 NVI

¿A quién le hará el día? ¿Cómo mostrará el amor de Dios?

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Tan sólo escuchar la frase «guerra espiritual» y ya muchos se asustan. Pronto piensan en demonios (dicho sea de paso el que ha visto a una persona endemoniada, jamás dejaría que sus hijos se disfrazarán de los poderes de las tinieblas y participaran de Halloween). Otros se asustan porque tan sólo mencionar «guerra espiritual» y se imaginan muchas enseñanzas extrañas y no bíblicas y se dicen para sus adentros «aquí viene de nuevo». Tanto se dice y se practica sobre la guerra espiritual que muchos cristianos no tienen idea de qué es o en qué consiste la misma y por lo tanto lo que oyen (tome nota, no lo que leen en la Biblia, sino lo que oyen o leen en un libro) creen y lo que es peor, sin confirmar siquiera si es bíblico, lo practican.

Existen enseñanzas y prácticas no bíblicas sobre la guerra espiritual sobre las que regularmente me consultan. Le comparto algunas de las que he visto o me han consultado. Ya sea ungiendo con aceite las paredes de las casas (cuando la Biblia enseña en el Nuevo Testamento que sólo debemos ungir con aceite a los enfermos), dando 7 vueltas alrededor de algo o alquien mientras se ora (cuando no fueron 7 vueltas las que Israel dio a la ciudad de Jericó previo a conquistarla y que Dios derribara sus muros, sino un total de 13 vueltas. 1 vuelta cada día durante 6 días y el 7mo día dieron 7 vueltas), dibujando mapas territoriales con los demonios por región para conocer contra quién pelear (la Biblia sí dice que tenemos lucha contra principados y potestades en el cielo, pero todo mapa territorial que existe y fue elaborado por alguien no aparece en la Biblia y jamás puede ser doctrina), organizando reuniones para orar y expulsar a los demonios para siempre de un territorio o ciudad (cuando claramente Dios dice en su palabra que el diablo es el príncipe de este mundo y tiene permiso para operar en él hasta el fin, por supuesto que sí podemos echar fuera a los demonios de las personas pero no de la tierra, esto lo hará Dios cuando los envíe tanto al diablo, demonios y pecadores no arrepentidos, al lago de fuego), hablar con los demonios para que sean ellos los que indiquen cómo entraron al cuerpo de una persona para identificar la debilidad del poseído o cuántos demonios tiene (se les habla a los demonios y se les entrevista, cuando los demonios son unos grandes mentirosos y su padre es el diablo! Si no se sujetaron sino que se rebelaron contra Dios junto con Satanás, ¿Cómo le dirán la verdad ahora y además el cómo evitar que la persona sea poseída de nuevo al decirle cómo tomaron posesión de ella o qué puertas abrió? o ¿Qué importa cuántos demonios existan en la persona, no es el nombre de Jesús poderoso para expulsar a todos y no se hace necesario saber cuántos hay?) o basando la doctrina de la guerra espiritual sacando pasajes bíblicos fuera de contexto o basando sus eñseñanzas en la experiencia.

No peleamos directamente contra el diablo, sino contra lo que el diablo quiere, almas.

Permítame compartirle lo que yo encuentro en la Biblia sobre la guerra espiritual (encuentra los textos bíblicos en los que baso mis conclusiones al final de la publicación):

1. La guerra espiritual sí existe.
Es una guerra entre Dios y el diablo. El reino de la luz y el reino de las tinieblas. Dios y los ángeles y el diablo y sus demonios.

2. Esta ya fue ganada por Jesús en la cruz, pero existirá hasta el fin de los tiempos.
¿Quién ganó la guerra entre Estados Unidos e Irak? ¿Se acabaron los disparos y las bombas? No, porque aunque el enemigo haya sido derrotado, sigue operando. Dice la escritura que el diablo es el príncipe y el dios de este mundo y todavía tiene permiso para seguir operando en la tierra y busca alejar a los seres humanos de Dios e impedir que se arrepientan de sus pecados y lleven una nueva vida, la vida plena que Dios planeó para la humanidad.

3. El diablo sólo está dando patadas de ahogado para llevarse en su derrota a cuántos pueda.
El diablo ya fue derrotado en la cruz del calvario y no conforme desea llevarse con él al lago de fuego a cuantas personas logre seducir para que no obedezcan la voluntad perfecta de Dios. Mientras más personas mueran sin ser hijos de Dios, siente que tiene una derrota pero con sabor a victoria. Fue derrotado pero busca lastimar al Reino de Dios al llevarse los que fueron creados para el bien y no encontraron el cómo hacerlo, porque muchos sin saberlo servían al dios de este mundo.

4. La guerra espiritual se pelea en lo individual.
La forma de pelearla en lo individual es orando, y viviendo en santidad. Orando para que a los que no creen en el evangelio, les sea quitado el velo que les impide ver la verdad y la luz y por lo tanto no se arrepienten de sus pecados. Y viviendo en santidad al permanecer cada uno de nosotros firmes en el evangelio sin ceder ante las seducciones del mal. Entonces viviremos en victoria y no en derrota, no le daremos gusto al diablo, ni a nuestros deseos pecaminosos.

5. La guerra espiritual se pelea en lo colectivo.
Esto se hace predicando para que otros entreguen sus vidas al Señor y sean libres del pecado. La causa de la guerra son las almas. Son ellas por las que podemos y debemos pelear. No peleamos directamente contra el diablo, sino contra lo que el diablo quiere, almas. Walmart y Kmart no se pelean entre ellos. Se pelean por los clientes. Nosotros peleamos por las almas que no conocen a Dios y por animar a permanecer en la fe a los que ya tenemos el privilegio de ser llamados hijos de Dios.

6. No podemos expulsar al diablo y a sus demonios de la tierra pero sí de la vida de toda persona
No nos confundamos, no podemos expulsar al diablo de la tierra. Eso le tocará a Dios en el tiempo que nadie más conoce, ni siquiera el hijo. Pero sí podemos expulsarlo de las vidas de nuestros parientes y amigos por medio de la oración, el ejemplo de una vida cristiana ejemplar y la predicación del evangelio. Y cuando nuestros parientes y amigos vienen a los pies de Cristo y se arrepienten de sus pecados, ganamos la batalla en lo colectivo uno a uno.

7. Le dejo algunas citas bíblicas para meditar sobre lo que la Biblia dice de la guerra espiritual:
Su enemigo el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar”. 1 Pedro 5:8 NVI

“Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados14 y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz.15 Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal.” Colosenses 2:13-15 NVI

“Ya me han oído decirles: “Me voy, pero vuelvo a ustedes.” Si me amaran, se alegrarían de que voy al Padre, porque el Padre es más grande que yo.29 Y les he dicho esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean.30 Ya no hablaré más con ustedes, porque viene el príncipe de este mundo. Él no tiene ningún dominio sobre mí,31 pero el mundo tiene que saber que amo al Padre, y que hago exactamente lo que él me ha ordenado que haga.” Juan 14:28-31 NVI

Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.” 1 Pedro 5:8 NVI

El dios de este mundo ha cegado la mente de éstos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. 2 Corintios 4:4 NVI

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Hoy celebramos en Guatemala 190 años de independencia de España. Pero ¿Seremos realmente libres o esclavos?

Usted dirá qué le pasa a este hombre. ¿Cómo se atreve a preguntarme si soy esclavo o libre? Créame, el concepto bíblico de libertad y de esclavitud es muy distinto al que conocemos y manejamos en nuestro tiempo.

La Biblia dice: “¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia.” Romanos 6:16-18 NVI

De este pasaje bíblico concluyo:
1. Todo el mundo es esclavo de lo que obedece
Dios enseña: “Usted es esclavo de lo que decide obedecer”. Porque tome nota, el esclavo siempre obedece. No cuestiona, sólo obedece. Vive en modo de: “Aquí estoy para lo que usted ordene”. Es entonces usted ¿Libre o esclavo?

Evalúese:
¿Puede vivir sin obedecer a la mentira en el colegio, en la U. o en el trabajo?
¿Puede vivir sin obedecer a la corrupción en el gobierno o en la iniciativa privada?
¿Puede vivir sin obedecer al alcohol cada fin de semana?
¿Puede vivir sin obedecer a las tentaciones sexuales en Internet o en persona?
¿Puede vivir sin obedecer a las malas expresiones cuando se expresa?
¿Puede vivir sin obedecer al odio y resentimiento que tiene por la ofensa?

En pleno siglo XXI existen más esclavos que en cualquier época. Personas que son esclavos de lo que obedecen y ni siquiera se han dado cuenta. Hijos que son esclavos de la rebeldía y la falta de respeto hacia sus padres. Padres que son esclavos del trabajo. Madres que son esclavas del chisme. Personas que son esclavas del alcohol al punto que sí él no está en sus reuniones sociales, no hay alegría. Personas que son esclavas de las relaciones sexuales antes del matrimonio y fuera del matrimonio. Personas que son esclavas del falso testimonio y hablan sin fundamento alguno sobre cualquiera porque de una fuente muy cercana me enteré que. Personas que son esclavas del “Así soy yo”. Este es mi carácter y si quieren bueno. Personas que son esclavas del egocentrismo “No se metan conmigo y no me meto con nadie”. Al final de cuentas la Biblia enseña que somos esclavos de lo que obedecemos. ¿Es usted esclavo o libre? ¿A quién obedece?

2. Sólo podemos elegir entre ser esclavos de la obediencia a Dios o de la desobediencia  a él
Dios enseña “Usted sólo tiene dos alternativas, la obediencia o el pecado”. Créame Dios no dejó los mandamientos para evitarle vivir, sino para evitarle sufrir. Dios no dijo: “No robarás” para que usted viviera intranquilo con su celular en la calle sino todo lo contrario. No dijo: “No matarás” para que estuviera triste porque moriría sólo por una enfermedad o causas naturales. No dijo: “No codiciarás” para que viviera intranquilo por lo que otros tienen. No dijo: “No cometerás adulterio” para viviera mal con su pareja. Todo lo que Dios dice en la Biblia es para evitarnos sufrir y permitirnos vivir su plan perfecto.

En cuanto a la libertad en esta vida sólo existen dos opciones: obedecer o desobedecer a Dios. Vivir una vida justa o una vida injusta. Hacer lo que se debe o hacer lo que se quiere.

¡En otras palabras todos somos esclavos! Porque si somos esclavos de lo que obedecemos, siempre seremos esclavos de algo. Pero ¿Qué mejor que ser esclavo de la justicia y de la obediencia a Dios? Y nada peor que ser esclavo del pecado – que es hacer todo aquello que Dios dijo No, no para evitarnos vivir sino para evitarnos sufrir –.

Si va a ser esclavo de alguien, sea esclavo de la obediencia a Dios.

3. Toda esclavitud tiene consecuencias
Cuando se habla de temas como el de los mandamientos, pues a casi nadie le gustan las reglas – aunque que ya vimos que no son reglas ridículas sino que tienen el propósito de darnos paz, salud al cuerpo y que son para nuestro bien – muchas veces escucho esta frase “Yo soy libre de hacer lo que quiero”. Es una así como cállese y deje de hablarme de esto por favor.

Sí, tienen razón. Cada quien es libre de hacer lo que quiere. Dios nos dio el libre albedrío que es obrar por reflexión y elección. Usted no es una animal que responde a los estímulos. Usted primero piensa, reflexiona y luego actúa. ¡Usted como ser humano tiene la capacidad de pensar sobre cómo pensar! Pero usted no puede elegir hacer lo que quiere, el libre albedrío significa que sólo puede elegir entre dos opciones: obedecer a Dios o desobedecer a Dios. Ser amigo de Dios o  ser enemigo de Dios. Ser luz o ser oscuridad. ¡No existen otras opciones!

Sí, tienen razón. Cada quien es libre de hacer lo que quiere, pero jamás es libre de escoger las consecuencias que quiere. Usted puede elegir lo que quiere pero las consecuencias van en el combo. Usted puede escoger pegarle en la cara a alguien en la calle, pero no se libra de las consecuencias de irse preso si la persona le muestra a la policía el golpe y llega donde está usted con ellos. Usted puede escoger lanzarse del segundo nivel de su casa, pero no puede evitar la consecuencia de caer y de quebrarse las piernas o hasta matarse.

Es cierto somos libres de escoger lo que queramos pero sin poder alguno en escoger nuestras consecuencias. Para Dios la obediencia trae como fruto la justicia, la paz y la vida eterna. Pero la desobediencia trae como fruto la injusticia y ultimadamente la muerte. No sólo la muerte física sino la eterna, la separación eterna en el más allá de Dios por completo y un tormento eterno en un lugar que todos conocemos su nombre y por eso cuando pasa algo tan terrible y duro de aceptar decimos “esto es un infierno”.

Entonces es ¿Libre o esclavo? Simple y sencillamente respóndase ¿A qué estoy obedeciendo? Usted es esclavo de ello. Por eso le animo a que sea esclavo de la obediencia a Dios y libre de esclavitud al pecado. Si ya asiste a una iglesia y lee y practica la Biblia todos los días sígalo haciendo, si no, créame es tiempo de empezar a hacerlo y de descubrir la experiencia real para lo que Dios lo envió a este mundo, que dicho sea de paso, no es casualidad.

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Ahora que llego a mis 35 años le pregunto:
¿Se siente viejo(a)?
¿Le preocupa llegar a los 15, 20, 40, 60, 80?
¿Teme envejecer?

Déjeme contarle sobre Ragendra. En Agosto de 1,994 – dos semanas antes de cumplir 18 años – comencé mis estudios en Christ For the Nations Institute en Dallas Texas y me gradué en Mayo de 1,996. Durante ese período conocí a una gran cantidad de amigos de todas las partes del mundo – estudiábamos en aquel entonces más de 1,200 alumnos  –. Uno de ellos fue Ragendra, un hindú que vivía en una región tan extraña que ni el nombre recuerdo, pero la imagen de su persona la veo tan clara como hace 17 años.

El día que lo conocí fue en la cafetería del Instituto. Usted llegaba, le servían la comida y luego veía en donde sentarse. Vi a alguien sentado en una mesa que por sus facciones prometía ser latino, pero no, era un hindú, era Ragendra. Conversamos sobre las típicas preguntas que los alumnos internacionales solíamos hacer para conocer a la persona y a su país. Pero de la conversación sólo recuerdo una pregunta y la respuesta a la misma.

Recuerdo que le pregunté ¿Cuántos años tenés? El me respondió: ¿Cuántos me calculás? Le dije, como 23 años. El respondió: entonces tengo 23 años. ¿Cómo así le dije? Y me contó la siguiente historia. En donde yo vivo, no celebramos los cumpleaños y ni siquiera llevamos registro de cuándo nacimos. Y ¿Cómo le hiciste con tu pasaporte? Pregunté. Su respuesta fue: nos inventamos  con mis papás una fecha para el documento de nacimiento ¡Jajaja! No lo podía creer.

Entonces le pregunté ¿Explicáme mejor este asunto? Él me dijo: es muy sencillo. Nosotros no contamos los años, nosotros vivimos la vida. ¡Wow! Nosotros no contamos lo años, nosotros vivimos la vida.

Es triste que muchos vivan tan preocupados por estar por lo que será el mañana y por estar envejeciendo que ya no disfrutan la vida.

Me encanta la actitud y vida de Moisés. A pesar de todo lo que pasó al guiar al pueblo rebelde de Israel por 40 años en el desierto leemos en la Biblia “Moisés tenía ciento veinte años de edad cuando murió. Con todo, no se había debilitado su vista ni había perdido su vigor.” Deuteronomio 34:7 NVI

Como me dijo Ragendra: No cuente los años, viva la vida. Pero vívala bien, vívala en Dios. Porque sus mandamientos son salud al cuerpo del que los guarda. Sus mandamientos no existen para evitarnos vivir, sino para evitarnos sufrir.

Este es mi regalo de cumpleaños para usted. No cuente los años, viva la vida y vívala bien, vívala en Dios.

Otro día le comparto sobre las principales lecciones que he aprendido en estos 35 años de vida.

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