Archives For Beneficios de la diligencia

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¿Quién no quiere ser haragán? Nuestra tendencia natural es a estar estáticos, a no hacer nada. Pero como vimos en la publicación anterior: “Cuatro razones por las que ser diligente en todo lugar paga bien”. El diligente tendrá un futuro esplendoroso y el negligente, un futuro doloroso. Hoy quiero darle cuatro preguntas que usted puede hacerse para ser diligente en cada cosa en la que usted sea responsable.

¿Qué debo de hacer?
El piloto aviador tiene claro una cosa cuando se sube al avión: su aeropuerto de salida, su ruta o plan de vuelo, su aeropuerto de destino y su aeropuerto alterno – si es que si diera una emergencia y no puede aterrizar en su destino –. La diligencia comienza con saber qué tenemos que hacer. Suelo decir que el que no anota, no anota. Los goles se echan sabiendo primero el objetivo. Use un cuaderno, Excel o un App de tareas. Lo importante es que anote todo lo que debe hacer.

¿Puedo hacerlo de una vez o necesito varios días?
Hay tareas que se pueden realizar en 5 a 10 minutos: llamar a alguien, enviar un mensaje de texto, limpiar algo… Estas hágalas de una vez. Pero otras tareas son más grandes y se deben realizar en varios días, bloqueando un tiempo específico para cada tarea. Si alguien lo que quiere es ordenar su cuarto, puede hacer un sprint de 4 horas ininterrumpidas hasta terminar, o puede dedicarle 30 min al día durante 8 días. Partir una tarea en partes pequeñas, colocarle día, hora y tiempo de duración en nuestra agenda nos compromete no sólo a hacer, sino a saber cuándo terminaremos. Como suelo decir, si sólo se define el qué, pero nunca el cuándo, jamás habrán resultados. Si la tarea es corta, hágala de una vez y quite los escombros del camino, que, si no lo hace, los sentirá en sus hombros. La tarea requiere más tiempo, planifíquela al dividirla en pequeñas tareas.

¿Para qué quiero hacerlo viendo a través de los ojos terrenales?
Si tan solo mantuviéramos la persistencia del bebé que gatea e intenta caminar. Se cae al suelo no una, sino cientos de veces, antes que pueda dar su primer paso. Pero cuando crecemos, si algo no nos sale a la primera, sentimos vergüenza y desistimos. El bebé que gatea tiene claro algo en su mente, quiere caminar y movilizarse para llegar a algo o para alcanzar algo. Ese para qué, no lo detiene nada, ni mil caídas. Y cuando aprende a caminar ¡Quién lo para! Preguntarse ¿Para qué quiero lograrlo? Le da la fuerza impulsora que lo sostendrá en los momentos en que está cansado, desanimado y no tiene ganas. Esto le recuerda la razón del propósito del para qué hará la tarea. Sabe cómo contribuye a su vida y a la vida de los demás. Responda a la pregunta ¿Para qué quiero hacerlo viendo a través de los ojos terrenales?

¿Para qué quiero hacerlo viendo a través de los ojos celestiales?
Un para qué terrenal nos da la motivación de esta tierra, pero los creyentes tenemos una motivación superior. Es más, no importa el jefe que tengamos, encontramos una motivación superior, todo lo que hacemos lo hacemos para el Jefe de jefes, Dios. Defina su motivación celestial para todo lo que haga, porque nuestra vida en todo momento, es llamada a traer gloria a Dios. Luego, ponga manos a la obra a su plan y sienta la satisfacción de ser diligente que es el logro y la bendición de honrar al Padre en todo lo que hace.

“Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.” La Biblia en Colosenses 3:17 “Esclavos, obedezcan en todo a sus amos terrenales, no solo cuando ellos los estén mirando, como si ustedes quisieran ganarse el favor humano, sino con integridad de corazón y por respeto al Señor. Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor. El que hace el mal pagará por su propia maldad, y en esto no hay favoritismos.” Colosenses 3:22-24

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El diligente vs el negligente

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¿Es usted diligente o negligente? De lo que usted sea hoy, tendrá un futuro esplendoroso o un futuro doloroso.

De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, el diligente es alguien cuidadoso, exacto y activo. Pronto, presto, ligero en el obrar. En Guatemala le llamarían chispudo. Chispudo es aquel que parece una chispa de fuego que brinca de un lado a otro, jamás detiene ante lo que se le delega. Chispudo es aquel a quien se le dicen las cosas una sola vez y listo. Chispudo es aquel que es líder de sí mismo y de sus responsabilidades. Chispudo es aquel que no piensa en excusas, sino en mostrar resultados. Una persona diligente, es un alivio y un apoyo para otros. Es alguien querido y deseado en todo lugar que pide responsabilidad y resultados.

Por el contrario, tenemos al negligente. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, el negligente es alguien descuidado y falto de aplicación. En Guatemala un negligente es un dejado. Como diría un conocido exagerado, el negligente es un: “Bueno para nada y malo para todo”. No porque le falte capacidad, le falta chispa. Le falta responsabilidad, compromiso y misión. El negligente nunca cumple y si cumple siempre será a medias y sin el sello de excelencia. Es un arrastrado, porque o lo jala uno para que haga algo o no lo hace. Una persona así sufrirá dolor y será un dolor para todos.

Quiero darle cuatro razones por las que la diligencia paga bien, para que continúe siendo diligente, sea más diligente o comience a ser diligente:

El diligente siempre tiende a prosperar
Porque el diligente se ha casado con los resultados y los produce, aunque no tenga jefe, tenderá a prosperar. Su vida el año que viene, será mejor que la de este año. En lo que un vendedor negligente hace una cotización hasta que le recuerdan, el diligente hace todo por sí solo, hoy y no una, sino que diez cotizaciones.“El perezoso no atrapa presa, pero el diligente ya posee una gran riqueza.” Proverbios 12:27

El diligente desea y suele conseguir lo que desea
La recompensa del diligente, siempre será obtener lo que se desea. Tal vez no en un mes, ni en un año, ni en una década, pero sus deseos se cumplen. El diligente es pronto para todo, pero conoce el sentido de la paciencia y de la espera del logro anticipado mientras día a día hace su parte y siembra la semilla, la riega y espera. “El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos.” Proverbios 13:4

Porque el diligente se ha casado con los resultados y los produce, aunque no tenga jefe, tenderá a prosperar. Su vida el año que viene, será mejor que la de este año. Clic para tuitear

El diligente en su trabajo se codeará con reyes y nunca será un don nadie
¿Quién quiere a un diligente? Todos los jefes de este mundo quieren no un equipo, sino un ejército de personas diligentes. El trabajador diligente siempre se abrirá puertas no sólo con la reputación, sino con las pruebas de una vida activa, responsable y entregada a los resultados. “¿Has visto a alguien diligente en su trabajo? Se codeará con reyes, y nunca será un don nadie.” Proverbios 22:29

El diligente espiritual, suele comprender que en todo lo que hace sirve a Dios y a su prójimo
Servir en todo lugar a todos nos da una perspectiva única. El diligente espiritual, no está siendo diligente sólo para prosperar, para ver cumplidos sus deseos o para llegar a ocupar un puesto de alta influencia. No, su visión suele ir más allá de esta tierra. El diligente espiritual cree en Dios y vive para Dios. Y no se puede vivir para Dios, sin creer en la salvación gratuita de Jesús por nosotros quien tomó el lugar de nuestro castigo para liberarnos. Sino que tampoco se puede honrar a Dios sin amar al prójimo y amar al prójimo y a Dios con diligencia es el más alto nivel de cuidado y entrega activa. Se trabaja no sólo para el suelo, sino para el cielo. Pero al cielo no se entra con diligencia, sino a pesar de la negligencia, desobediencia y rebelión ante Dios. Jesús es nuestra reconciliación con el Todopoderoso.

La diligencia paga bien. El diligente siempre tiende a prosperar, el diligente desea y suele conseguir lo que desea, el diligente en su trabajo se codeará con reyes y nunca será un don nadie. Y, El diligente espiritual, suele comprender que en todo lo que hace, sirve a Dios y a su prójimo. ¿Diligente o negligente?, ¿Cuál de los dos desea ser? Y, ¿Qué necesita para ser diligente en todo lugar?


“El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. Ayuden a los hermanos necesitados. Practiquen la hospitalidad. 14 Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan. Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran. Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben. No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor. Antes bien, «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta». No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.” Romanos 12:9-21

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