La Catapulta

Una estrategia que el mundo utiliza para silenciarnos, para hacernos dudar o cambiar de opinión en cuanto a nuestros principios, es ridiculizarnos o insultarnos. Jamás ceda ante el rechazo de algunos o muchos.

Existen tantas frases que insultan, ridiculizan o demeritan todo lo bueno como:
¡Ja! ¡ja! Dios no existe estúpido. Estás tan en el pasado que no sirves para nada hoy…

Qué mente tan cerrada, las relaciones sexuales pre matrimoniales y extra matrimoniales no son malas. Malo eres tú. Si son relaciones sexuales responsables ¿Qué? ¿Cuál es el problema? ¡Ándate al infierno!

¡Te las llevas de cristiano! Mi ex novio “cristiano” me embarazó y nunca supe de él. Todos son unos desgraciados, hipócritas, faltos de palabra. Métete a tu iglesia, y no hables de tus mentiras en público.

Eres cristiano. No opines sobre política o políticas públicas. Vive tu fe en tu casa, pero afuera de tu casa, no hables, no queremos saber nada de ti. Tú y todos los tuyos ¡son basura!

¿Por qué algunos atacan tanto a los cristianos?
La razón bíblica es simple. El Anti Cristo, no sólo aparecerá en los tiempos finales. Ya tenemos suficientes entre nosotros. El sistema de este mundo, es tan contrario al sistema de Dios. El sistema de este mundo se base en el amor hacia mí, el endiosamiento de mí. El Yo, está en el centro de todo. Para nosotros, por el contrario, Dios está en el centro de todo.

Ya vimos que el hombre es “tan poderoso” ante un virus microscópico como el Coronavirus. El mundo entero cayó en cuarentena por lo frágiles, limitados e impotentes que somos los mortales. Esta pandemia sólo nos recuerda nuestra fragilidad, fragilidad que debe llevarnos a apuntar a Dios y a honrarle en medio de cualquier situación.

El sistema de Dios se basa en el amor hacia él y hacia mi prójimo. No existe mejor camino que el camino de Dios. Ese camino es vida, paz y salud al cuerpo. Siempre que nos salimos de él, experimentamos miedo, vergüenza y muerte. Exactamente, lo mismo que experimentaron Adán y Eva en el jardín del Edén.

El Creador no sólo creó el universo, sino que estableció las reglas para tener paz con él y paz con nuestro prójimo. Y es que todos los mandamientos protegen los derechos. Y como estábamos perdidos en nuestros pecados, sin esperanza alguna para ponernos a cuentas con el Dios santo, porque una vez pecamos somos culpables de pecado. Estando perdidos en nuestros pecados, Dios envió a Jesús, la divinidad que tomó la forma de ser humano y murió en nuestro lugar. Su justicia se le otorga gratuitamente al que cree.

Lo único que tiene que importarle a usted, es qué piense Dios de su vida. Esto dentro del marco del amor. Esto no es atacar y buscar destruir a quienes piensan distinto a nosotros. Personas que no yo, sino la Biblia, llama necios. E invita a reconocer la grandeza de Dios, arrepentirse de sus pecados y honrarle.

Charla de odio no es predicar la verdad de Dios. Que al final, no es nuestra. No nace en nosotros, nace en la revelación de Su persona en la relación con los seres humanos a lo largo de la historia. Esta que ha quedado plasmada en la Biblia y cuya máxima revelación fue la persona de Jesucristo.

Los cristianos no tenemos una charla de odio. Tenemos el camino a la vida. No obligamos a nadie a cambiar, porque sólo Dios puede llevarnos a ese punto.

Los cristianos no sólo no odiamos a nadie. Es más, Dios nos manda a orar por nuestros enemigos, a hacer el bien a quienes nos maltratan. Su camino, es el camino del amor. No del amor basado en las emociones, sino en la voluntad, reflejada en el sacrificio de Jesús en la cruz.

Si sus amigos lo ridiculizan, lo hacen dudar o lo atacan, tranquilo. Usted está en la verdad y esa verdad lo ha hecho libre. Reciba con paciencia y amor los ataques. La verdad saldrá a luz en el día del Señor cuando él regrese por su iglesia. Dice la escritura que todos doblarán su rodilla ante él. ¡Le reconocerán!

El hijo de un mecánico se preocupó. Ese día había una excursión a la ciudad colonial Antigua Guatemala. Ese camino con una parte con bajadas tan pronunciadas y largas. Su papá le enseñó, si algún día escuchas esto, detente y ya no manejes más.

Cuando llegó el bus, escuchó lo que su papá le había dicho. Por lo que se negó a subir. Es más, la directora de la escuela le dijo, suba o lo vamos a tener que suspender una semana. Con respeto, le indicó que no se subiría, pues consideraba que, de acuerdo a lo que su papá le había enseñado, los frenos del bus no estaban buenos.

Ella no sólo no hizo caso, sino que cuando ya el bus se iba, le gritó sacando la cabeza por una ventana, cuando regresemos, vas a sentir más vergüenza y el peso del ridículo que ahora estás sintiendo. Y todos los amigos y conocidos del bus, soltaron grandes carcajeadas. Mientras se despedían filmando la escena para subirla a TikTok primero y luego a los Reels de Instagram.

Ese día más de la mitad de alumnos murieron. El resto se debatía entre la vida y la muerte en un hospital. Nadie creyó, pero el hijo del mecánico estaba en la verdad de su padre. Ni el ridículo, ni los insultos lo hicieron cambiar de opinión. Siempre estuvo seguro y no le afectaron ni los ataques, ni los insultos, ni el ridículo, porque estaba en la verdad.

Así será cuando el hijo de Hombre aparezca en las nubes. Benditos aquellos que nada ni nadie, los hace dudar de su fe. Porque Dios dijo y el mundo fue. Dios dice y su palabra es verdad.

Adelante soldados de luz del ejército de Jesús…

“Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos, pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él, también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo. Así dice la Escritura: «Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella no será jamás defraudado». Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos, «la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular», y también: «una piedra de tropiezo y una roca que hace caer». Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados. Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido. 11 Queridos hermanos, les ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten contra la vida. Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación.” La Biblia en 1 Pedro 2:4-12

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