La Catapulta

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Hay videos que disfruto mucho. El que coloco a continuación, es una recopilación de aquellos corredores que ya están por llegar a la meta, pero ya las fuerzas las han perdido. No pueden más. Algunos con el apoyo de otros y en medio del sufrimiento, llegan a tan preciada meta. Otros, por el contrario, gateando o arrastrándose, pero llegan a la meta.

Qué sentimiento le sobrecoge cuando mira esta recopilación. Hay quienes, sin dudarlo, derramarán lágrimas. Nos gusta e inspira el triunfo de otros, a pesar del sufrimiento. Porque a pesar de todo, llegaron a la meta.

Recuerdo de niño haber visto en una de las Olimpiadas, llegar al último corredor de una maratón. La ovación en el estadio fue impresionante. No llegaba primero, llegaba de último, pero llegaba a la meta. Llegar a la meta, es tan importante porque es el cumplimiento de un sueño. Es tan importante porque se logra alcanzar el objetivo que se trazó con anterioridad.

En esta vida todos vamos corriendo distintas carreras, todos nos hemos trazado distintas metas. Algunas ya las hemos alcanzado, pero otras, es muy probable que o estén en el olvido o nos esté costando el seguir adelante y hasta estemos pensando en tirar la toalla y abandonar cuadrilátero.

Hay metas que se pueden abandonar. Y hasta en ocasiones nos hacen bien. Nos damos cuenta que o no era lo que pensábamos o no era lo que queríamos. Pero abandonar una meta, no es lo mismo que abandonar todas y vivir en el sufrimiento y dolor de la pasividad y sumidos en el recuerdo del pasado.

Incluso, es probable que hallan metas usted se estableció y que abandonó y la ventana de oportunidad para cumplirlas se cerró. Recuerdo a este joven en sus veintes frustrado porque desaprovechó tres oportunidades para estudiar en el extranjero en tres países distintos. ¿Qué podemos hacer con todo esto?

Haga del fracaso un momento y no un monumento. Sí, es más fácil leerlo que vivirlo. Pero todos hemos fracasado en algo, de lo que ya no podemos hacer nada al respecto. Olvide lo que queda atrás. Hacer del pasado y del fracaso un monumento es verlo y revivirlo a diario. Es perder las fuerzas para seguir avanzando.

Pero en las carreras en esta vida que hemos escogido correr, en cualquier área que sea, no se dé por vencidos. Ni en lo académico, ni en lo mental, ni en lo laboral, ni en lo familiar. Para esto es necesario no sólo olvidar el pasado, sino tener claro el futuro anhelado.

Los corredores del video en esta publicación, todos olvidaron lo que quedaba atrás. Es más, no lo recordaban. ¿Por qué? Su mirada estaba puesta en la meta. Quien tiene la mirada puesta en la meta entregará todo por alcanzarla, nada lo desviará, sino que permanecerá inamovible.

Olvide lo que queda atrás, esfuércese por lo que está delante y siga corriendo la carrera. Esto significa que fija la mirada en la meta, que, aunque esté muchos años por delante el alcanzarla, sabe que puede lograrlo y por eso, día a día da un paso acercándose a ella. ¡Siga avanzando!

Estas tres cosas que debemos hacer en la carrera de la vida, ante las metas que nos establecemos, no me las inventé yo. Las dijo un hombre llamado Pablo, un viajero incansable con una noticia transformadora: Jesús es el Salvador de nuestros pecados. El único justo, sin pecado y santo, que murió en la cruz para reconciliarnos con Dios. Dios nos salva en Jesús, por su obra en la cruz y no por nuestras obras.

¡Sigamos avanzando! Esto en la fe sólo es posible cuando tiramos la toalla y entendemos que ningún esfuerzo humano nos puede salvar de nuestros pecados. Que estamos descalificados ante el justo juicio de Dios y merecemos la muerte. Pero el justo murió por nosotros los injustos para llevarnos a Dios. Crea, arrepiéntase y experimente lo que es amar y ser amado por Dios.

La carrera de la fe, es la única meta que trasciende a la eternidad. Todas las demás podremos alcanzarlas, pero serán logros que con nuestra muerte pasarán al olvido. Quien fue el tatarabuelo de su tatarabuelo. Con todo y logros, todos pasaremos al olvido. Pero el logro de la fe en Jesús al reconocer nuestra maldad e incapacidad de salvarnos del Dios santo y creer en la gracia de Dios en Jesús, trasciende a la eternidad y vive para siempre.

¡Siga avanzando! Pero sobre todo en esta meta que trasciende a la eternidad. Vivir rendido ante Dios porque un amor que da todo para ganar todo para otro, nos moverá a obediencia al que no salvó.

“No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.” Filipenses 3:12-14

Siga avanzando y no se dé por vencido… Aunque sea gateando o arrastrándose, pero llegue a la meta.

Recuerde que puede responder a este correo. Leo todos. Bendiciones…

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