Cómo lee la Biblia el Hermano Pablo Finkenbinder

septiembre 21, 2009

El Hermano Pablo y su esposa Linda

El Hermano Pablo y su esposa Linda

A finales del año 2,001 le escribí un correo electrónico al hermano Pablo Finkenbinder, de Un Mensaje a la Conciencia. Le pedí que me enviara un artículo para una página web que en aquel entonces tenía (www.creciendoensupalabra.com) y en donde publicaba estudios bíblicos y artículos interesantes. Qué corazón el de este misionero que nació en 1,921 y que produce mensajes cortos con una historia, seguida de una aplicación moral y espiritual para todo el que lo sintoniza o lo lee. Esto desde el 4 de Mayo de 1,964 (Hace 45 años a la fecha de hoy). Me respondió (a un joven de 25 años que recién comenzaba una página web en una época en donde eran pocos – en comparación al hoy – los latinoamericanos cristianos que tenían Internet y un correo electrónico).

Hoy quiero compartirles el artículo que recibí de este héroe de la fe. Un artículo en donde nos muestra el sistema que usa para leer la Biblia todos los días, pero leyendo de distintas partes de ella sólo de lunes a sábado. Si este sistema se adopta a usted, úselo.

Por fin hallé el Secreto
Había comenzado, muchas veces, a leer la Biblia entera en un año. El primero de enero comenzaba en el primer libro de la Biblia, Génesis. Esto requería, por supuesto, y en forma rígida, la lectura de cierta cantidad de capítulos diariamente. Si perdía el ritmo y me atrasaba, tenía que duplicar la lectura en los siguientes días. De otro modo no cumpliría con la lectura en el año.

¿Qué ocurría? Que al entrar al libro de Números, apenas en los primeros capítulos, los de las genealogías: los descendientes de Rubén, de Simeón, de Gad, de Judá, etc. etc. etc. luego los censos de las varias tribus y clanes: levitas, guersonitas, coatitas, meraritas, etc. etc. etc. y añadido a esto los capítulos de las múltiples ofrendas y festividades, yo me quedaba dormido. Y como la rigurosidad de la lectura, teniendo que leer tantos capítulos por día, requería consistencia, ya por febrero o marzo yo había perdido el ritmo, y al darme cuenta que no podría ponerme al día, lo dejaba todo hasta el siguiente enero, para comenzar de nuevo en Génesis.

Además de esto, las demandas del ministerio, teniendo que viajar constantemente, me causaban atraso en la lectura diaria de la Biblia y esto me hacía perder la rutina, y… sabiendo que no podría terminar la lectura en un año lo dejaba hasta el siguiente enero, para comenzar de nuevo en Génesis. No sé cuántas veces me ocurrió eso.

Un día di con la solución. Más bien fue mi Señor quien a través de un siervo suyo, Roy Gustafson, de la Asociación Billy Graham, me dio la solución. Tenía que ver con un sistema de lectura diaria que, en cuanto a tiempo, no representaba rigidez ninguna. Lo de leer toda la Biblia en un año no era un factor. Yo podía tomarme el tiempo que fuera, siempre que no dejara un tan solo día sin leer algo de la Biblia. Además, el sistema traía en sí una diversidad de lectura tal, que nunca me aburriría. La lectura cubría porciones desde Génesis a Apocalipsis en una semana. No podía aburrirme. Por fin había hallado el secreto.

Desde que comencé con este sistema, que ya hace muchos años, no recuerdo haber pasado un tan solo día sin leer la Biblia, y nunca me he sentido presionado o aburrido. Lo cierto es que leo la Biblia entera no en un año, sino en unos siete u ocho meses, y esto con una consistencia fija a través, ya, de unos 25 o 30 años.

He aquí el sistema:
Para comenzar, no importa en que tiempo del año se comienza. Tampoco importa el tiempo que se lleve en leer la Biblia entera. Lo más seguro es que lo hará en menos del año, pero si no fuera así, lo mismo es. Lo importante es no dejar un tan solo día sin leer algo dentro de los pasajes que corresponden a tal o cual día.

En cada día de la semana, entre lunes y sábado, se leen porciones consecutivas (el número de capítulos no es importante) en los libros de la Biblia que corresponden al día en que uno está leyendo. Por ejemplo, lunes: Digamos que estoy leyendo en Génesis, y he llegado al capítulo 30. El siguiente lunes sigo con Génesis capítulo 31. Al terminar el último capítulo del último libro de los días lunes, Deuteronomio, el lunes siguiente regreso a Génesis capítulo uno. Así igual con las varias secciones de la Biblia que corresponden a cada día de la semana.

Yo practico mi lectura bíblica en las primeras horas de la mañana. Guardo nota de cuánto he leído para saber, el mismo día de la siguiente semana, dónde seguir leyendo. Uno terminará de leer las varias secciones de la Biblia en diferentes tiempos. Eso no tiene importancia. Lo único que sí es importante es no dejar pasar un solo día sin leer alguna porción de la Biblia.

He aquí la sección de la Biblia que corresponde a cada día de la semana.

LUNES:                       Entre Génesis y Deuteronomio

MARTES:                    Entre Josué y 2 Crónicas

MIÉRCOLES:              Entre Esdras y Cantares

JUEVES:                     Entre Isaías y Malaquías

VIERNES:                   Entre Mateo y Hechos

SÁBADO:                   Entre Romanos y Apocalipsis

Yo mantengo a mano papel y pluma para anotar cualquier pensamiento que me ha impresionado mientras voy leyendo la porción que corresponde a tal o cual día. Si no hago esto al continuar con el pasaje la semana siguiente, se me ha olvidado qué fue lo que me impresionó, y esas lecciones son muy importantes.

Termino con dejar en claro la importancia de la lectura diaria del sagrado libro de Dios.

¿Porqué leer la Biblia?
La única manera de vivir continuamente conscientes de la grandeza, la santidad y la exigencia de Dios es leyendo la Palabra de Dios todos los días. Y la única manera de vivir continuamente conscientes de la debilidad nuestra, nuestras flaquezas y necesidades espirituales, es leyendo la Palabra de Dios todos los días. La Santa Biblia es el vidrio de aumento que nos demuestra la grandeza de Dios, y es, también, el espejo que nos demuestra nuestras flaquezas y necesidades. Ningún creyente debe jamás permitirse el descuido de dejar de leer, en forma constante y sistemática, la Santa Biblia.

El Salmo uno expresa esta verdad en forma dramática e impresionante. Aquí la cito.

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.

Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae y todo lo que hace, prosperará.

No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento. Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos.

Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá.

Descargue el formato para leer la Biblia con este sistema

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