
Existen aberraciones de algo puro y que salva, llamado evangelio. Pero cada vez más y más, se levantan personas criticando, minimizando y condenando a otros cristianos, iglesias o denominaciones, sólo porque no se piensa igual que ellos.
Estas personas no van tras la verdad, sino tras la destrucción y condenación. No hablan con amor, sino con arrogancia. Demeritan todo lo bueno que una iglesia ha hecho y hace. Contaminan a otros miembros y lo que crean es división, bajo la bandera de ser fieles a la Palabra y a sus principios.
No es malo estar en contra por ejemplo del evangelio de la prosperidad (el que dice que sólo por ser hijos de Dios vamos a tenerlo todo en esta tierra y que ese es su anhelo para nosotros), en contra de predicar una sanidad total (que todos por la fe serán sanos de su enfermedad, ignorando que todos vamos a morir) o en contra de que se hable más del pastor de la iglesia que de nuestro Salvador Jesucristo, porque esto no es el evangelio.
Aunque el cristiano puede ser próspero (recuerde, el que no trabaja que tampoco coma), el cristiano puede ser sano (Lázaro no fue sanado, sino resucitado, pero ya murió) y el cristiano que es líder, será conocido y reconocido (pero una vida de humildad, aun con reconocimiento público, apuntará al Padre en cada oportunidad).
Pero estar en contra de todo, muchas veces sin fundamento y hablando con la arrogancia como si el día anterior hubieran tomado café con Dios, por lo que ahora tienen la medida exacta para convertirse en jueces de la humanidad que profesa ser creyente, eso es otra historia.
Uno de nuestros miembros en La Fráter me contó cómo alguien había comenzado a murmurar contra su congregación y su liderazgo. Logró juntar un buen grupo de miembros y los convenció de salirse de su iglesia. Uno de ellos resultó en nuestra congregación. Años después se puso a meditar y se dio cuenta que su iglesia era buena, la predicación sana y que había salido de ahí sólo porque alguien lo había contaminado con sus comentarios que al evaluarlos no tenían validez ni eran verdad.
Esta persona lleva ya 29 años de congregarse en La Fráter. Y se propuso en su corazón, nunca más dejarse contaminar por los comentarios de otros en contra del liderazgo o su iglesia sin antes preguntarse si son verdaderos o reales.
No se deje contaminar, por aquellos que les gusta causar división y están en contra de todo. Es más, aléjese y confronte a estas personas que, en su congregación, disfrutan en silencio y con astucia, el crear división. Seamos uno y vivamos para honrar y glorificar a Dios y en nuestras vidas.
No tenemos que estar de acuerdo en todo con otros cristianos para ser uno, ni criticar y descalificar totalmente a otros, sólo porque no piensan exactamente en todo como nosotros.
Bien dijo alguien: “En lo esencial, unidad. En lo no esencial, libertad. En todo, caridad”.
Bien dijo alguien: “En lo esencial, unidad. En lo no esencial, libertad. En todo, caridad”. Clic para tuitearTenga cuidado. El que está en contra de todo, generalmente no está en contra de nada en particular, sino de alguien en general. Y quiere utilizarlo a usted, para destruir y hacer lo que personalmente no se atreve a hacer.
Tenga cuidado. El que está en contra de todo, generalmente no está en contra de nada en particular, sino de alguien o algo en general. Y quiere utilizarlo a usted, para destruir y hacer lo que personalmente no se atreve a hacer. Clic para tuitearSea sabio. Que Cristo sea nuestro centro y nos esforcemos cada uno de nosotros, por vivir en armonía unos con otros.
“En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. 9 No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición. 10 En efecto, «el que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; 11 que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. 12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal».” 1 Pedro 3:8-12
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