Es hora de un tiempo en familia

septiembre 22, 2009

Por distintas causas cada vez pasamos menos tiempo en familia. Y cuando éste se acorta aún más, se pierde la influencia positiva que los padres pueden tener sobre sus hijos, la que se cede a los amigos, la televisión o al Internet. Los padres se sorprenden al ver a sus hijos sin orientación, pero han fallado en ejercer la influencia cristiana sobre ellos.

Dios le dio al pueblo de Israel el mandamiento más importante: “»Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.5 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas.6 Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando.7 Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.8 Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca;9 escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.” Deuteronomio 6:5-9 NVI

Era un mandamiento para grabarlo en el corazón (versículo 6). Pero también era un mandamiento para inculcarlo continuamente a nuestros hijos (versículo 7). El mandato era hablar de los mandamientos en la casa, en el camino, al acostarse, al levantarse y aun a escribirlos en algún lugar dentro de la casa. ¿Cuántas veces se ha reunido en familia para inculcar los mandamientos del Señor?

Le desafío a tener todos los meses un tiempo en familia en el que además de cualquier momento oportuno que tenga para hablar de Dios con sus hijos, se inculquen los mandamientos que encontramos en la Biblia. Un tiempo en donde todos juntos lean una porción de la Biblia y oren. Establezcan el día y la hora en que se reunirán cada mes, tengan su devocional, terminen en oración y siempre agreguen una actividad en la que todos compartan en familia como un churrasco, una película, un juego de mesa, o en el trabajo de una reparación de la casa.

Claro está, que puede hacerlo todos los días o una vez a la semana. Pero así como es mejor hacer ejercicio tres veces a la semana y no correr 40 Km. Sólo un día y no volver a correr durante un año. Piense bien en la periodicidad de esta reunión. Sea constante por lo menos una vez al mes. Ponga una fecha y realice su devocional con sus hijos. Por eso ayuda miles, que usted asista en su iglesia a una célula (un grupo pequeño). Porque ahí sus hijos adoran a Dios y aprenden de su palabra cada semana. Y sobre todo del ejemplo de entrega a Dios de los mayores.

Nosotros los padres somos los responsables de formar en nuestros hijos el carácter de Jesús. Qué mejor regalo que ser nosotros los que guiemos a nuestros hijos en la oración de confesión de fe. En donde ellos se arrepienten de sus pecados y se comprometen a vivir para Dios hasta que mueran. Además, ¿Qué mejor herencia puede haber por encima de heredar una vida de fe y paz con Dios?

¿Qué día pudiera reunirme con familia?

¿Qué pasaje bíblico pudiéramos leer y reflexionar en la primera reunión?

¿Qué actividad especial podemos hacer en familia después del devocional?

¿Cómo le cuento a mi pareja sobre esta actividad tan importante?

¿Cómo se lo transmito a mis hijos de tal manera que se entusiasmen?

¿Qué tal si me uno con la familia de mi mejor amigo y lo hacemos juntos?