Todos llegan al restaurante para la celebración de cumpleaños de un amigo. Como se acostumbra, todos llevan un regalo. Sólo que en lugar de dárselos al cumpleañero empiezan a repartírselos entre ellos. ¿Se parece esto algo a Navidad? Nos damos regalos entre todos ¿Y a Jesús quien es la razón de la celebración? Talvez piensa, qué se le da al Creador del universo si lo tiene todo. Le propongo cuatro cosas que usted puede regalarle a Jesús hoy que celebramos su nacimiento:
1. Creer en él
Hebreos 11:6 “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.”
Jesús es el Hijo de Dios que se vistió de carne y huesos para identificarse con nosotros y por eso es incapaz de compadecerse de nuestras necesidades. Crea en él.
2. Vivir para él
Levítico 20:7 y 8 «Conságrense a mí, y sean santos, porque yo soy el Señor su Dios. 8 «Obedezcan mis estatutos y pónganlos por obra. Yo soy el Señor, que los santifica.”
Aun los demonios creen y tiemblan ante el Señor. Creer en Jesús es el primer paso, pero esa fe no debe ser muerte. Si creemos y no vivimos para el, nuestra fe sirve tanto como una computadora sin electricidad. La fe sin obras es muerta.
3. Compartir de él
1 Timoteo 2:4 “…Pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad”.
¿Cómo sería el mundo si todos guardáramos los mandamientos del Señor? Habría paz, esa paz que todos los medios y organizaciones internacionales publican que necesitamos. El día en que nació Jesús leemos en Lucas 2:13 y 14 “De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: 14 «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.»” Compartamos la paz para con Dios y para con el prójimo. Comparta su fe. Predíqueles a sus amigos. Invítelos a actividades. Cuénteles sus testimonios. Sea un embajador de la paz.
4. Agradecerle a él
Colosenses 3:15 y 16 “Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos.16 Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón.”
La persona con gratitud en su corazón valora lo que hacemos por él. Reconoce nuestro esfuerzo, puede contar las bendiciones que le damos. Por el contrario, la ingrata es desagradecida, no reconoce los favores recibidos”. ¿Quiere más y por lo tanto no agradece lo que Dios ya le dio? El contentamiento, es saber que si tenemos ropa y comida basta, lo demás sólo es ganancia. Cuando sólo vemos lo que nos hace falta o lo que quisiéramos somos ingratos. Aprenda a contar sus bendiciones y déle gracias a Dios.
Crea en él, viva para él, comparta de él y agradézcale a él pero no sólo hoy. Todos los días de nuestra vida. Y estará dándole de los mejores regalos a Jesús y el mundo en el que se mueve, nunca más será igual.