En el matrimonio, hasta que la muerte nos separe

marzo 22, 2011

Todos estábamos sorprendidos. Fueron de las primeras parejas de mis amigos que se habían casado. La emoción de la boda, los votos matrimoniales, la recepción y las fotos ya eran parte de su historia de amor. Sin embargo, años después se divorciaron. No sólo ellos, sus amigos también estábamos devastados. No podíamos creer la noticia pues a ambos los queríamos, con los dos nos llevábamos bien y además los dos eran cristianos. Un amigo y yo fuimos a tomar un café y a evaluar los porqués de su fracaso. No queríamos un divorcio ni para nosotros ni para nuestros amigos. ¿Por qué?

Un divorcio duele para quienes son pareja. Un amigo que ya está en su sexta década de vida, y que se divorció algunas décadas atrás, me dijo: “Alex, el divorcio es una muerte en vida. Es el fracaso más grande que podés experimentar”. Algunos que observan a una pareja divorciarse, como que para animarse, se consuelan diciendo “Gracias a Dios no tenían hijos”. Y ¿Qué del corazón de los contrayentes? Es cierto en ocasiones no habrán niños que lloren la separación de sus padres, pero el corazón de quienes se divorcian quedará devastado y profundamente herido.

La disolución de un matrimonio no sólo afecta a la pareja. También afecta a los familiares y amigos. Siendo los más afectados los hijos de la relación, quienes en ocasiones tienen el dilema y la difícil tarea de escoger con quién se irán. Para un hijo sus papás juntos valen todo, separados nunca será lo mismo. Por algo la Biblia dice en Génesis 2:24 en la Nueva Versión Internacional “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.”

El milagro del matrimonio no es que Dios toma una media naranja y otra media naranja y entonces de dos medias naranjas forma una naranja completa. El milagro del matrimonio es que Dios toma a un hombre completo y a una mujer completa y de los dos hace uno solo. Por eso el texto bíblico que cité dice que los dos se funden en un solo ser. Es decir ambos se fusionan y por lo tanto son inseparables. Este es el plan de Dios para mí, para usted y para las generaciones futuras. Que prometamos en el altar, hasta que la muerte nos separe y no hasta que las situaciones difíciles nos separen. Por eso me encanta la definición que mi papá comparte sobre el matrimonio en toda boda cuando dice: “El matrimonio es el compromiso total, de la persona total, para la vida total”. Es entregar todo hasta que todo acabe con la muerte de uno de los dos cónyuges. Por eso cuando Jesús nuestro Señor habló del divorcio dijo en Marcos 10:9 en la Nueva Versión Internacional “Por tanto,  lo que Dios juntó,  no lo separe el hombre.”

Todo esto para decir lo siguiente: Jóvenes, sí podemos tener matrimonios que duren hasta que la muerte nos separe. Este es el plan perfecto de Dios para la vida de toda pareja. Que juntos puedan criar a sus hijos en la disciplina e instrucción del Señor que se traduce en una vida santa y justa delante de los seres humanos. Y esto es paz, la tan anhelada paz en toda sociedad. Una paz que los 10 mandamientos nos ofrecen si los obedecemos. Paz nos sólo con Dios (que establecen los primeros 4 mandamientos), sino también paz entre los hombres (que establecen los siguientes 6 mandamientos).

El matrimonio es más que un contrato civil, es compromiso a muerte ante el Creador y la sociedad como testigo de la unión. Las argollas de matrimonio son el símbolo social de que ya no nos pertenecemos sino que pertenecemos a otra persona. Que ya tenemos dueño, que ya no estamos disponibles porque ahora hemos prometido lealtad a nuestra pareja hasta que Dios nos llame a su presencia.

Los votos matrimoniales son las promesas y compromisos que los contrayentes se hacen en la ceremonia religiosa. En uno de ellos se pregunta a los contrayentes: “¿Prometes amar a fulano de tal en salud o enfermedad, en pobreza o en riqueza, para bien o para mal hasta que la muerte los separe?”. El plan perfecto de Dios es un matrimonio hasta que la muerte nos separe. Jesús dijo no al divorcio, porque también dijo: “amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan” (Lucas 6:27 y 28 NVI).

Por eso la importancia de seleccionar bien a nuestra pareja. El matrimonio, es como escoger a una persona para hacer una sociedad mercantil, pero sabiendo que esa sociedad nunca jamás podrá ser disuelta y que será la única con la que podamos trabajar hasta el día de nuestra muerte. Si este fuera el caso, seríamos extremadamente cuidadosos en seleccionar a nuestra pareja. Y esto, es de lo que escribiré la próxima vez. ¿Qué podemos hacer para escoger a una pareja con la que permanezcamos unidos hasta que la muerte nos separe?

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Frank y Anita Milford son los ingleses con vida que más años llevan casados. Ambos tienen 101 años de vida y 81 años de matrimonio. Se casaron el 26 de Mayo de 1,928. La pareja dice que todavía tienen pequeñas discusiones pero que todas las noches se dan un beso y se acurrucan antes de dormirse.