Y la señora Q.M. lo tuvo todo…

mayo 18, 2016

senoraVer las redes sociales hacía que cayera en una profunda depresión. Dormía mal y se despertaba siempre de madrugada para evitar el tráfico de las mañanas. Aunque verla caminar en el parqueo de su empresa y hacia la oficina, la hacía parecer exitosa por la ropa y la forma en que caminaba, se sentía una pordiosera. En cado paso que daba le pesaban sus pies y todo a su alrededor lo veía como en cámara lenta.

El problema de la señora “Q.M.” no era su físico, no era su ingreso, no era la falta de un esposo, ni la presencia de sus tres hijos, su problema eran sus sueños. Si tan sólo pudiera ver hacia atrás y recordar el piso de tierra en el que de niña creció en aquel asentamiento. Si las memorias pudieran regresar a aquella mañana en que no había qué comer.

Hoy su casa de dos niveles y en un vecindario de lujo en comparación a aquel asentamiento de su infancia, olía a piso de tierra. Hoy la refrigeradora en la que debía ocasionalmente tirar cosas pues se vencían antes de poder utilizarlas, olía a hambre. ¡Qué tan fácil es olvidar las bendiciones cuando nos acostumbramos a ellas y lo damos por sentado!

Sus momentos más críticos eran la hora del almuerzo y el tiempo antes de dormir. En esos momentos tomaba su celular. Su Facebook le presentaba “vidas perfectas” a su alrededor. Viajes a Europa, un nuevo carro y de mejor marca que el suyo, una vida feliz de parejas en selfies que no mostraban ningún problema como los que tenía con su esposo e hijos perfectos.

Esa noche deseó con todo su corazón nunca más trabajar, cocinar, ni hacer nada y a la vez, tenerlo todo. A la mañana siguiente ni su esposo, ni sus hijos, ni nada con vida estaba en el mundo. Todos los seres humanos habían sido sustituidos por los suficientes robots para mantener la operación de sus necesidades, deseos y lujos. La señora “QM” cayó de rodillas llorando como jamás lo había hecho y pensó en suicidarse. Tristemente en este nuevo mundo no existía la muerte, pero ya estaba muerta. La señora “Q.M”, de nombre “Quiero” y de apellido “Más” lo tuvo todo, pero no tuvo nada. «¡Tengan cuidado! –advirtió a la gente–. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes.” Jesús en Lucas 12:1

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