Ore para que pueda exclamar: “Hay más dicha en dar que en recibir”

junio 22, 2020

Esta publicación la construyo sobre las tres anteriores, en donde he buscado responder ¿Qué podemos hacer cuando enfrentamos una crisis económica en casa? Basadas en Filipenses 4:10 en adelante. Palabras que el apóstol Pablo escribe cuando está preso. Si no las ha leído, léalas ahora en:
Publicación 1 – Ore para exclamar: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
Publicación 2 – Ore para exclamar “He aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre”
Publicación 3 – Ore para exclamar “He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias”

El apóstol Pablo no sólo podía exclamar: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. El “todo” implica toda situación buena o mala. No lo veía como un amuleto a recitar para que nada malo pase, sino una realidad a enfrentar sea lo que pase, tomado de la mano de Cristo, quien lo fortalecía siempre.

No sólo podía exclamar: “He aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre”. Su satisfacción no se basaba en las cosas que tenía, sino en Cristo, quien era su todo. En mucho o en poco, estaba satisfecho. Decía que no estaba necesitado, no porque no tuviera necesidad, sino porque estaba satisfecho con lo que tenía y en donde estaba.

No sólo podía exclamar: “He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias en que me encuentre”. El problema no eran las circunstancias, sino no adaptarse a las que le tocaran vivir. Pobreza o abundancia, hambre o saciedad, en cada una de ellas aprendía a vivir. Se ajustaba a su realidad presente. En pobreza no lloraba por la riqueza de antes y en riqueza no vivía triste por la pobreza de antes.

Pero, además, podía exclamar: “»Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificarlos y darles herencia entre todos los santificados. No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros. Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”».” La Biblia en Hechos 20:32-35

Es cierto que la iglesia de Filipos lo apoyo vez tras vez en su ministerio, pero el resto del tiempo que no tenía apoyo, se dedicó a trabajar con sus propias manos. Según Hechos 18:1-3, se dedicaba a hacer tiendas de campaña. Un tiempo trabajó con Priscila y Aquila, una pareja de esposos judíos, que también hacían tiendas de campaña y a la vez, predicaban el evangelio.

Trabajar no sólo es nuestra manera de subsistir, sino de ayudar a los nuestros, al necesitado y a la obra de Dios. Es también, nuestra adoración a Dios. Porque todo lo hacemos cómo para el Señor, en el nombre del Señor y de buena gana.

Cuando trabaje, trabaje con todo empeño. Trabaje duro, como dice el apóstol Pablo. Sin importar el jefe que tenga, trabaja para el Jefe de jefes que está en el cielo. De él recibirá su recompensa. Y si no hay trabajo por causa de la pandemia del Coronavirus, venda lo que tenga, venda lo que pueda hacer y sea creativo. No podemos quedarnos de brazos cruzados, ni el apóstol Pablo lo hizo.

Y tenga presente que, en la vida, hay malos momentos, pero también buenos momentos. Enfrente ambos con la misma fe y entrega a su trabajo y a Dios.

Y recuerde esas palabras del Señor Jesús que, si no estuvieran registradas en el libro de Hechos, se hubiera perdido: “Hay más dicha en dar, que en recibir”.

Esto pareciera una contradicción. Si a nosotros nos gusta recibir regalos. No sólo para nuestro cumpleaños, para Navidad y en cualquier época. Pero dar, eso es otra historia. Eso es desprenderse del fruto del esfuerzo, para que el que no tiene, a veces, a pesar de su esfuerzo.

¿Cómo es posible que haya más dicha en dar que en recibir? Siempre digo: cuando yo tengo, yo sonrío. Cuando yo comparto, dos sonríen. Conviértase en un ángel para otros. Un ángel para los desconocidos que ni siquiera podrán saber quién es usted, pero que de la nada aparece. Abra sus ojos a la necesidad y haga algo al respecto. Cuando lo haga, comprenderá que hay más dicha en dar que en recibir.

Y si por ahora, usted está en necesidad, abra su corazón a su familia espiritual. Seguro muchos de ellos podrán apoyarle. Pero no sólo eso, pregúntese ¿Qué tengo en mis manos? Qué puede enseñar por Internet, que para usted es simple, pero para otros un tesoro. Qué puede producir y vender rápido.

Trabajar no sólo es nuestra manera de subsistir, sino de ayudar a los nuestros, al necesitado y a la obra de Dios. Es nuestra adoración a Dios. Porque todo lo hacemos cómo para el Señor, en el nombre del Señor y de buena gana. Clic para tuitear

El apóstol Pablo lo tenía claro. Trabajaba duro para dar. Era un caso especial. Otros trabajan duro para tener. El trabajaba duro no sólo para sostenerse sino para ayudar a los necesitados. Y ¿Cuál era su inspiración? Las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”.

Y esas palabras no salieron de un maestro teórico que exigía y no lo demostraba. Jesús dio lo más preciado, su vida. Y en la cruz murió, para darnos la riqueza más grande que todo ser humano pueda experimentar, la paz con Dios. El privilegio de ser llamado hijo de Dios, adoptado en Jesús, perdonado en Jesús, empoderado para llevar una nueva vida por el espíritu de Jesús y con promesa de vida eterna.

“En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos. Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.” La Biblia en 1 Juan 3:16-18

Trabaje para suplir las necesidades de su familia, trabaje para bendecir al necesitado y trabaje para sostener a su congregación. Recuerde que la ley del Antiguo Testamento ponía un límite que era el diezmo, la gracia es ilimitada. Demos de un corazón agradecido a la familia, al necesitado y a nuestra congregación. Ore para que pueda exclamar: “Hay más dicha en dar que en recibir”.

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