Perdonar 2.0 – cuando los recuerdos resucitan la ofensa

diciembre 28, 2017

La semana pasada escribí sobre el perdón. Si no leyó esa publicación, antes de leer esta, léala dando clic en: Perdonar no es justo, pero es divinamente ordenado.

Ayer recibí el siguiente correo: “Pastor Alex, una consulta con relación al tema del perdón. Si ya perdoné, ¿Por qué lastima mi corazón, el contarle mi historia a los demás? Claro no es odio como antes, ni tampoco enojo. Pero sí, recordarlo duele”.

Cuando uno perdona, no siente, sino decide perdonar. Clic para tuitear

Pero ¿Qué si le mataran a su papá? Seguro usted puede decidir perdonar y ser libre del enojo, del odio y del rencor. Pero ¿Podrá contar la historia de la muerte de su papá sin lágrimas en sus ojos? Algo bastante complicado. Una pérdida irreparable y por siempre dolorosa. Cada vez con menos dolor, pero siempre dolerá.

Dicen que el tiempo todo lo sana, pero cuando hablamos de la falta de perdón, el tiempo todo lo pudre.

Sólo el perdón sana la herida. Y la fuerza para decidir perdonar, sólo puede venir al entender plenamente nuestra condición de pecadores convictos delante de Dios y lo que Jesús hizo ante El por nosotros en la cruz. El justo murió por los injustos. El justo, tomó el lugar de nosotros los pecadores. Y con su muerte, aplacó la ira de Dios y nos reconcilió con el Padre.

La única medicina contra las ofensas, no es la venganza, no es el tiempo el que nos sanará, sino el perdón motivado por el ejemplo de la gracia de Dios, en Jesucristo. Clic para tuitear

Lo que casi no se nos enseña, es que, aunque perdonemos, en ocasiones, volveremos a pensar en la ofensa y si nos dejamos llevar por los pensamientos, resucitaremos los sentimientos negativos reales, por el abuso cometido contra nosotros. Y nuevamente, podremos volver a esclavizar al ofensor y, además, volver a ser esclavos de la ofensa.

Debemos perdonar completamente, genuinamente, pero, además, constantemente. Esto es Perdonar 2.0, cuando los recuerdos resucitan la ofensa.

Es probable que usted ya haya perdonado. Y luego, con el tiempo, deje que lo que usted perdonó, vuelva a resucitar en su mente y el odio, el rencor, el resentimiento y los deseos de venganza, tomen nuevamente control de usted.

Perdonar es liberar al agresor. Y cuando se libera, ya no se esclaviza. Clic para tuitear

Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados, los confesamos a Dios, nos apartamos de una vida de rebelión ante y ponemos nuestra fe en el sacrificio de Jesús, él nos perdona para siempre y borra nuestros pecados. Jamás nos vuelve a señalar por lo perdonado y a eso mismo somos llamados nosotros.

Perdonar 2.0 es cuando los recuerdos dolorosos quieran resucitar la ofensa, el odio y todo lo demás que nos destruye. Recuerde, no puede evitar que un pensamiento llegue a su mente, pero sí dejar que este tome control de la misma. Perdone genuina, completa, pero, por encima de esto, constantemente. Porque sólo así, imitará al Padre Dios, quien lo perdonó, para que, a su vez perdone. Y seguro, tendrá un año, en paz con Dios y en paz con su prójimo.

“Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. 32 Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.” Efesios 4:31 y 32

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