¿Quién siente perdonar? Ninguno. Y es que el perdón es una decisión.
¿Por qué cuesta tanto perdonar? Porque el perdón, humanamente hablando, no es justo.
Cuando a usted lo ofenden o lo hieren, quiere venganza. Quiero ver sufrir al otro igual o peor, que lo que a usted le tocó sufrir. Justo es que alguien pague por su pecado. Justo es: “ojo por ojo y diente por diente”.
A pesar que humanamente el perdón no es justo, es divinamente ordenado. ¿Por qué? Dios sabe más. Quien no perdona es esclavo del ofensor. Sus energías están diluidas entre el vivir su vida y pensar en cómo hacer sufrir al otro o tan solo en la herida.
Dios sabe más. El enojo, el odio, el rencor, el resentimiento y la venganza, esclavizan, jamás liberan. Si usted llega a vengarse, se dará cuenta que esto no libera, esclaviza el doble. Quítese la carga de la falta de perdón. Dios sabe más. Usted es llamado a perdonar.
Cuando Jesús enseñó a orar a sus discípulos, en una parte de la oración dijo: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.” La Biblia en Mateo 6:12 Las deudas aquí son las ofensas que cometen en contra de nosotros.
Al final de la oración lo único que Jesús explica de la misma tiene que ver con el perdón. “»Porque, si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. 15 Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.” La Biblia en Mateo 6:14 y 15
Es claro. El que no perdona, no tiene el perdón de Dios. Si Dios nos ha perdonado por medio de la fe en el sacrificio de Jesús en la cruz, estamos obligados a perdonar. No por temor, sino que al valorar el inmenso amor y perdón por el pecado que no podíamos pagar, somos llamados a tener misericordia.
El perdón libera a la persona de su corazón, pero no siempre de las consecuencias. Jesús perdonó a uno de los ladrones que fue crucificado al lado de él, porque creyó en él y le pidió que se acordara cuando viniera en su reino. Y Jesús le dijo: “Hoy estarás conmigo él en el paraíso.” Podemos perdonar, pero la ley de nuestro país no debe perdonar.
¿Cómo perdonar? Es muy difícil entender lo que el perdón es, para aquel que no ha experimentado el perdón de Dios. Cuando estamos convictos de pecado frente a él y no hay nada que podamos hacer para enmendar algo, y sólo su gracia – ese favor inmerecido -, nos extiende misericordia, entonces comprendemos lo que es la gracia y la misericordia hacia otros.
¿Cómo perdonar? Decida perdonar como Dios lo perdonó por medio del sacrificio de Jesús en la cruz. Decida perdonar y extienda el perdón a la otra persona. No significa que ahora será un íntimo amigo de la otra persona, pero sus corazones estarán libres de la ofensa y del pecado del odio.
¿Quiere disfrutar de la Navidad con un corazón liviano? Perdone y perdone hoy. Haga una oración y perdone a la persona que le ha ofendido y herido al punto que no puede más. Sea libre. Perdonar no es humanamente justo, pero sí divinamente ordenado. Dios sabe más. Perdone…
Vivir atado a las ofensas, no es vivir, es subsistir… ¿Qué hará ahora?
Jesús es nuestro máximo ejemplo de amor y de perdón. Amó hasta la muerte. Amó a Dios el Padre y fue obediente a su misión de redimirnos del pecado. Nos amó tanto, que no murió por unos, murió por todos. Murió incluso por los que lo crucificaron. Por eso exclamó: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Imitemos el gran amor, el sacrificio y el corazón perdonador de Jesús.
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