
Por causa del Coronavirus, enfrentamos dos crisis. Una de salud y otra económica. Y estas dos, tan sólo se suman a todas las demás que se enfrentan en el día a día. La consecuencia es estrés, depresión, problemas en las relaciones y más. Y súmele a esto, una vida distante de Dios y de pecado, y tenemos la fórmula, para un desastre total.
Pero está crisis del Coronavirus, pasará. A su tiempo, todo regresará a la normalidad. La economía volverá a un ciclo de mejor vida. La inmunidad protegerá a todos los que pasen por la experiencia de contagiarse con el Coronavirus. Y todos, regresaremos a congregarnos.
Porque esta crisis pasará, persevere. Pablo lo dijo: “Todo lo puedo en Cristo que nos fortalece.” Esto lo dijo estando preso y habiendo experimentado, escasez y abundancia. Hambre y saciedad. Persevere. El desierto es más fácil enfrentarlo, cuando podemos visualizar en nuestras mentes la tierra prometida. Israel sufrió por 40 años el rondar por el desierto como castigo por su rebelión ante Dios de subir y conquistar Canaán, cuando 2 de los 12 espías que habían vuelto de explorar la tierra, dijeron conquistemos. Pero los otros 10, desanimaron al pueblo. El tiempo pasó y entraron a la tierra prometida.
El tiempo pasará y regresaremos a la normalidad. Pero persevere. Persevere en la fe y siga congregándose virtualmente. Persevere en la fe y siga muriendo al yo, para que Cristo viva en usted. Persevere en la fe y trabaje por la paz en su casa y en donde se mueve, para que sea llamado hijo de Dios. Persevere en la fe y lea como familia y con amigos la Biblia diariamente.
Esto pasará, pero no regresemos siendo los mismos. Regresemos siendo personas más humildes ante Dios y reconociendo su grandeza, nuestra fragilidad y dimensionando aún más, el sacrificio de Jesús que dejó la gloria, vivió una vida sin pecado, murió en la cruz en nuestro lugar y resucitó para ofrecernos nueva vida y vida eterna. Persevere, no se dé por vencido. Y venga lo que venga, mantenga su mirada en Jesús. Sólo es nuestra esperanza eterna.
Esto pasará, pero no regresemos siendo los mismos. Regresemos siendo personas más humildes ante Dios y reconociendo su grandeza, nuestra fragilidad y dimensionando aún más, el sacrificio de Jesús de dejar la gloria para salvarnos Clic para tuitearComparta esta publicación con sus amigos con los botones al final de la misma.
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