Un día de la madre, sin mamá o sin hijos…

mayo 11, 2020

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Ayer se celebró en Guatemala, el Día de la Madre.

Los padres tenemos tanto que aprender de las madres, porque por ahora, ni siquiera somos dignos de insulto. Nadie insulta diciendo: ¡Tu Padre! Pero sí recuerda a la madrecita de cualquiera.

Espero usted mamá, haya pasado un feliz Día de la Madre.

Pero no quiero hablarles a las mamás, sino a las que todavía no lo son. A esas mujeres que cada 10 de mayo, la sociedad, en cada rincón les recuerda del privilegio que aún no han podido tener. Un hijo agrega felicidad, pero no todo es felicidad, trae consigo tantos sacrificios y momentos tristes e incómodos.

Pero me marcó esta amiga. No ha podido tener hijos y, aun así, ayer pasó dejándole a Aixa un pastel por el día de la madre. Nos endulzó la tarde. Oro por ella y por las que aún no han podido ser mamás, que sigan teniendo ese corazón de madre. Y su gozo a pesar de todo, sea el Señor.

También quiero hablarles a esos hijos, que no pudieron celebrar a su mamá porque ya partió a la presencia del Señor. Muchos de ellos, ni siquiera son mayores de edad y los que lo son, de la misma manera, sienten todavía, el dolor de su partida.

Oro porque el Señor los consuele y les conceda poner su mirada en la eternidad. Oro porque atesoren los recuerdos con su mamá y honren su memoria al vivir para Dios.


Oro porque encuentren en esta tierra, mamás sustitutas. Doy gracias por las tías y amigas de la familia, que han saltado al escenario, para tomar desde su lugar, el rol que no les corresponde. Dios las bendiga y recompense.

Por último, quiero hablarles a las mamás. Aquellas que lo siguen siendo, pero ya uno o varios de sus hijos, están en la presencia del Señor. Oro porque puedan seguir amando y honrando a los que todavía tienen. Y porque nuestro Dios les dé el gozo que es nuestra fortaleza, fortaleza que es él mismo, para que puedan a pesar del dolor, seguir viviendo para glorificarlo a él.

En fin, que con hijos o sin hijos, Jesús sea su todo. Porque sólo en él se encuentra la plenitud de vida y la esperanza eterna.

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